CA Osasuna 1-1 Real Sociedad |
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Jornada 31 Liga – 30/03/2014 |
El guapo que ayer quisiera ver el partido entre Osasuna y Real Sociedad, no siendo socio del equipo navarro, debía pasar por taquilla para adquirir una entrada que le permitiera el acceso al campo, eso sí, soltando la mosca al precio de 90 euros, la barata, y 110, la cara. En el supuesto de ir acompañado de tu pareja y un chaval crecidito, la tarde en Iruña/Pamplona hubiera supuesto apoquinar 270 euros, por lo bajo y 330 si pretendíamos una mejor localidad, además de los gastos de desplazamiento y cafelito, porque si encima añades comida en un restaurante?
Parece escandaloso. Una entrada para ver a los Rolling el próximo mes de junio en el Bernabéu resulta más barata. Lo mismo que una botella de vino de Las Beatas de la compañía de Telmo Rodríguez que es algo así como un tesoro escondido. Hablo en este caso de dos situaciones excepcionales, porque partidos de fútbol sobran y si encima son aburridos ni te cuento.
Era previsible, porque el sentido común no ha abandonado a los peñistas de la Real, que no se desplazara casi nadie y que el equipo se encontrara raro y por primera vez en muchos años sin el calor cercano de los suyos. Osasuna decide y sus razones tendrá, pero para el ambiente y el espectáculo colorista de la grada esos precios son un golpe bajo donde más duele. Es decir, en las pelotas.
Si hace unos días, cuando viajamos a Almería, todos los resultados se pusieron de frente, el sábado cambió la corriente y los directos rivales, para uno u otro objetivo, sucumbieron. Athletic, Sevilla y Espanyol se quedaron a cero. Circunstancia estupenda para ganar y apretar las filas de los puestos nobles de la clasificación. Arrasate entendió que era un partido de músculo y tiró de los pesos pesados y más expertos, tanto en la convocatoria como en la alineación, sin Griezmann, Canales y Rubén en el once. Muchos cambios cuyas razones se me escapan.
Que Osasuna iba a saltar al campo martilleando y dando golpes con la cimitarra era obvio, por mucho que Javi Gracia haya tratado de darle al equipo un tono de donosura en el manejo del balón. Tantos años de vieja tradición no se olvidan fácilmente, por lo que puntapié, caídas y segundas jugadas son allí el pan nuestro de cada día. Las salidas hacia la portería contraria se convierten en cimbronazos que la grada recibe contagiada.
El encuentro fue lo que imaginábamos. La Real salió enchufada, marcó un gol y dio la sensación de que controlaba el partido. Le ha pasado muchas veces que, pese a ponerse por delante en el marcador, no es capaz de cerrar los partidos, bien porque no marca más goles que hagan más grande la brecha, bien porque se deja dominar y decide defenderse. Ayer sufrió en el juego aéreo lo mismo que un gordo cuando le ponen a régimen. Faltas laterales, centros y remates. Como Osasuna es lo que es, solo pilló uno de Oriol Riera que sirvió para nivelar el inicial tanto de Chory Castro.
El tramo final del encuentro fue terrible y a todos se nos pasó por la cabeza el encuentro de Almería. Felizmente esta vez no hubo ni rebote, ni chandrío que nos hiciera terminar con la cara de bobos como en las ocasiones precedentes. Demasiado sufrimiento. A estas alturas, visto lo visto, a lo mejor fue bueno evitarnos el desembolso de tantos euros para guardarlos y destinarlo para mejor ocasión.
Ya sé que es un punto fuera de casa. Unidos a los tres de Valladolid suman cuatro de nueve, aunque dos de los encuentros se disputaron en la lejanía. Que la liga se nos está haciendo larga es obvio. Que los contrarios nos estudian y deciden sus estrategias, también. En el cruce de golpes no solemos salir victoriosos. Ni que decir tiene que el choque de Markel y Charly le dejo a este el ojo derecho como Tyson se los ponía a Holyfield para que no nos faltara de nada.
No soy capaz a esta hora de valorar el punto en un campo tan complicado como el rojillo, porque allí en los últimos tiempos nunca nos fue demasiado bien, aunque me sabe más a poco que a mucho. Oportunidad desperdiciada. Vivimos en una especie de indefinición con los objetivos en nebulosa. Que si el cuarto, que si el quinto, que si Europa, que si nos pintan la cara. De negro, como en el Paint it Black de los Rolling.